domingo, 20 de enero de 2008

Existencia


21/01/08
Letras, suspiros, mentiras carecen de diferencia,
cada intento por decir algo de verdad se esfuma como el humo del tabaco,
las hojas secas en medio del camino se consumen bajo el fuego del odio,
dejando tan solo cenizas negras que tiznan los ojos de ciudad maquina.

Donde están las briznas que calman esta sed de venganza,
donde están las bellas flores blanquecinas que inundan el alma de perdón,
acaso se escondieron sus brotes de la mano indulgente,
o perecieron bajo los pies sigilosos de ladrones de sueños.

Cuanto deseo dentro de este sutil cascaron,
un deseo de entrar en el mundo de sueños altruistas,
la añoranza de vivir de la forma inmaterial,
dejando en el olvido la necesidad de tomar manos ajenas.

Es tan incalculable este cansancio por seguir,
cuán desafiante es el dolor de estos dedos
cada vez que tratan de hablar de historias añejas,
cada vez que tratan de resucitar la magia de los pasos desnudos.

Poco a poco este aire ya bastante enrarecido,
llena su boca con la ambrosía silenciosa,
se va callando su tesoro de esperanza,
tan solo arrulla mis oídos esperando el fin inevitable.

La bóveda terrestre empieza a dormirse bajo la oscuridad,
el espejo celeste devora una a una sus luces mágicas,
ha llegado el momento de no escuchar las suplicas,
los lamentos de aquellas almas que se ahogan en sus ideas sin sentido.

Miles de caminantes extraviados llegan al abismo eterno,
con sus alas envejecidas y vendidas ante sus estandartes falsos,
buscan acabar con las ataduras de las divinidades banales,
tratando de integrar el sueño eterno de la madre etérea.

Tan solo petrifico estos ojos observando una falacia,
vivo cada suspiro recopilando los sueños suicidas,
sueño con ver como emerge la nueva sal de la tierra,
aquella arena sagrada que cure tantas heridas en este valle de muertos vivientes.

Zurückkommen (Malery)

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