domingo, 9 de noviembre de 2008

Gané, perdí... vida!! que mas dá!!!

Vida…. Perdí o gane?

Guardando el valor en frascos de formol,
tostando las liras de la burla,
te regalo mis caracoles bien alimentados,
esos que parlan sobre la lechuga todas las mañanas.

Mi adorable razón se perdió de nuevo,
entre el laberinto de tu acostumbrado sueño,
he quedado vagando entre el vino que destiñe la vida,
sola e inquieta esperando recoger lo sensato de lo demente.

Quisiera estar donde se esconden las cosas perdidas,
allí donde se contienen los duendecillos de reírse burdamente,
mezclarme entre la pimienta y el azafrán,
hasta fundirme con un sabor indefinible.

Anchos y cortos son los límites,
para danzar a saltos entre obras de teatro,
al ritmo que según la vida parezca el menos fácil,
aún así los zapatos nunca envejecen.

Curiosa manera de hablar del azar,
Mil pañoletas mágicas conforman el az bajo la manga,
para todos los magos que dicen ser únicos,
si! esos bastardos de la vida, que saben de su juego… y nunca pierden….!!!

Extraño...

Hoy desperté con la tristeza pegada en mis dedos,
como chicles baratos las sombras se agolpaban en mi ventana,
sin querer me di cuenta a través de los rayos difusos,
que los trinos de los ruiseñores recordaban dulces penas.

El temor andaba ebrio entre mis venas,
hasta que terminó invitándome a su festejo,
un desenfreno infernal entre promesas rotas,
entre palabras quebradas por hechos dolorosos.

Donde estas? Porque no retornas a mi ser,
necesito de ese antaño con el que agradecía la fuerza,
donde el frío de la noche me llenaba por completo,
donde la esperanza se disipaba en el eco de cada amanecer.

Necesito de tus zapatos altos y rojos,
para perforar este camino tras cada paso,
necesito que se devoren las intenciones extraviadas,
para que nadie se fije en esta ermitaña.

Amiga silenciosa que escondes tu rostro bajo el sol,
no me dejes sin la luz que me levantaba ayer,
porque hoy mas que otros días de antaño,
deseo sobrevivir a este juego de palabras.

Alma sin dirección prestadme tu alas,
hoy más que siempre añoro dejar de ser marioneta,
anhelo derretir tanta muñeca de porcelana,
que ronda con sus fauces mi casa… mi casa en la nada…

Malery (C.)