jueves, 31 de marzo de 2016

PASAJE...


Saludas la mañana y sales a caminar, entre calles tus ojos guardan miradas y sonrisas, tejes las historias que pudieron ser pero no fueron, tu cabeza te muestra los mil caminos del zorro.

Cuántas risas entre callejones desiertos, cuánto ruido que pasa frente a las miradas impotentes, de repente te llena el sentimiento de observar un mundo exhausto y quedas con el presagio de que no hay más secretos por descubrir.

La soledad embate con fuerza tu cabeza una vez más, pero ésta vez la soledad entra para quedarse entre tus huesos, es una soledad dócil y grácil para tus pensamientos, tan apacible como para cerrar tus ojos y descansar de la rutina.

Cerrar los ojos para no pensar en un quizá, sentir la suave brisa que acaricia tus mejillas en tarde frías, después de todo la soledad recupera la esencia del ser, permite que la musa vuelva visitar las ventanas del pensamiento.

Es extraño que esa querida musa me visite ahora, me encuentro algo añeja por el tiempo ya vivido, por las experiencias dejadas en el rincón, porque lo sé musa amada, tú eres la misma soledad, una soledad que recibo con una extraña alegría y serenidad.

Al final el tiempo hace su cometido…





Malery