miércoles, 16 de abril de 2008

El doblez de la saya




Suspiros fuertes y vanos,
Corren por entre la hiedra negra,
Dejando espinas de sangre,
Dejando que la mente se pudra,
Y que los cuervos se alimenten de su hedor.

Ideas mansas de venganza,
Que aguardan tras las tumbas olvidadas,
Acechan la pureza soñadora,
Del infante y el anciano.

Palabras nauseabundas,
Que se deslizan quejumbrosamente,
Sobre los cuerpos mancillados,
Cuerpos olvidados por sus abusadores.

Manos teñidas de sudor fatuo,
Sabor a lujuria en cada rincón,
Donde la piel se recubre de mieles prohibidas,
Y la razón cesa bajo el dominio de la maldad.


Malery

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