domingo, 19 de abril de 2009

Soy una caminante!



Cuando el velo cae, y con el los sueños de verdades; cuando la luz del día palidece y sentimos que llegamos al final del camino… solo en esos momentos hemos tocado el fondo del averno; y con un solo pie tomamos el impulso suficiente para volar a un jardín nuevo.

Levantarse con la frente en alto, seguir como el caballero que ama su honor, limpiarse la ceniza y la miel que confunde nuestra razón, porque es notable que todo llega a su fin; y que las historias con finales rosa son pequeños anhelos guardados en los niños, aquellos que juegan siendo donceles en la tierra sin nombre y sin dios.

Cuantos parajes sin nombre, que prometen una eternidad de compañía, pero siguen pasando una y otra vez, es la simple razón por la que somos caminantes y observadores del mundo; nunca encontramos ese hogar que brinde la alegría eterna.
Nuestra alegría va mas allá que la efímera compañía de viaje, yace en el tierno descubrimiento de todas aquellas particularidades que pasan desapercibidas, todas las esencias que logran reconstruir seres únicos, es buscar migajas de magia dentro de los ojos apagados en la ciudad de hierro.

Buscar a Dios, el que todo lo ve y lo mueve; buscarle nos da esa tranquilidad en medio de nuestro viaje, nos hace anhelar sin deseo la muerte en el final de estos tiempos, y por un segundo estar cada vez mas cerca de su mano.
Luz en medio de la tirana oscuridad, luz diáfana que se cuela en los corazones mas obstruidos, viajera y dueña de su libertad. Pincelazos que se desvanecen cuando ya han hecho sus milagros, el ave de paso emprende vuelo a otra parada incierta.

Malery

1 comentario:

Anónimo dijo...

y tienes otro caminante que te sigue, siempre a donde vayas, porque somos de la misma raza, somos los observadores de paso ligero y presencias efimeras.