sábado, 11 de abril de 2009

Fair…



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El valle se opone a la luz de sol, por que son muchos los caminantes que se han perdido en él, a veces me encuentro en soledad con ese otro yo, esa otra persona que solo suspira cada vez que cometo un error.

Solo su voz comprende el sentimentalismo de mis susurros al viento, finos y gráciles que juegan con las grafías de los sueños, chispas de ilusión que llevan una brizna de esperanza más haya del horizonte de los desterrados.

Como saber si llegan mis flores al destino correcto, cuando las nubes aguardan bajo sus enaguas una poderosa tormenta, llena de aflicción y derrota, aún así es más fuerte la convicción de que alguien más puede percibir el olor tierno de las flores, en el otoño de esta presencia.

He dejado una huella en medio del vasto barro que cubre este valle, en medio de las cenizas de cuentos e historias hermosas, que antes danzaban entre los suaves labios de juglares alegres y eternos, una huella que viaja entre el viento.

Lejos muy lejos será escrito el nombre, las ideas y los sueños, de todos aquellos que vivieron en un mundo ajeno al concreto, a la maquina voluble que aniquila raíces de anheladas fantasías que saben a chocolate, a cedro y lavandas florecidas.

Camellia (Malery)

3 comentarios:

Raul Paredes Saavedra dijo...

Interesante... no conocía tus dotes para escribir, espero estés muy bien. Saludos!!!

Biology dijo...

Raulon!!

Que alegria volver a leer tus letras...

Un abrazote!!

Anónimo dijo...

Si en algo llega mi voz a su oido fiel, si mis manos lograran tocar sus tiernos cabellos, podría decir que por un segundo estuve en el paraíso.

Un beso,