viernes, 16 de octubre de 2015

Una más ... Realidades obvias…



Me encanta escribir en tiempos cortos pero completamente míos, abstraída de la realidad inmediata, abstraída de un mundo sonoro o más bien ruidoso y convulsionado. Sin duda escribir me relaja en medio del estrés del día a día.

En esta entrega de pequeños fragmentos y para quienes siguen estos retazos que me recuerdan viejas épocas, me he centrado en analizar cosas trascendentales del diario vivir. Desde que tengo uso de razón leía escritos confusos de personajes singulares y en algunos casos considerados muy amargos para su época (yo diría realistas), me gusta percibir sentimientos ocultos tras letras abstractas y complejas. A medida que avanza éste camino el tiempo se vuelve un “San Gréal”, todo es cuestión de tiempo: las relaciones, los amigos, la familia, el trabajo, el estudio y en esa medida tu rol día a día se vuelve impredecible.

Existen circunstancias que nos dejan vacíos, sobre todo cuando entregas más de lo que te piden o esperas demasiado de aquellos que te rodean, estos escenarios sin duda afectan nuestra vida porque atraen sentimientos de desilusión, decepción y algunas veces te sientes traicionado. Sin embargo, este tipo de sucesos en vez crear una coraza defensiva ante el entorno nos debería llenar de discernimiento para evaluar el error, finalmente aunque suene trillado la mayoría de las veces en nosotros mismos está la respuesta. Es frecuente buscar la razón de nuestros problemas en los demás pero nunca nos detenemos a evaluar nuestro actuar para encontrar el meollo del asunto.

La cruda realidad es que a veces las personas sonríen de más, invocan buenos deseos, acompañan por momentos pero finalmente el camino es de una sola persona, encontrar el equilibrio de lo que entregas al mundo es fundamental para evitar el drama de la entrega desmedida y no correspondida. Supongo que la misma vida te muestra las opciones y te permite decidir cambiar los desenlaces.

Estoy convencida que debes tomar muchos atajos para ser feliz. La lealtad no es con los demás, realmente es con uno mismo y su esencia, sin que esa decisión implique ser deshonesto y falso (eso es otro cuento). Algunos nacimos bajo la estrella del cambio constante, de la inestabilidad edificante, servir de conexión para otros aunque pasemos inadvertidos después de un tiempo, en esa medida tienes algo de libertad para ser tú mismo sin tanto drama. 

Malery (Mary L. B-L)
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