martes, 22 de junio de 2010

Un día gris

Vivir el día a día, sin dejar que los vidrios queden empañados, ni que las tardes grises evoquen tristeza, ni que los recuerdos del pasado marchiten la vista hacia el horizonte, porque fueron otros ojos y rostros añorados antes que el propio, siempre son ellos, y en memoria un beso, en el fondo las verdades flotan primero que las mentiras sumergidas en el infinito…

Y un adiós insano se pronuncia, mientras una lágrima corre superflua sobre una tez blanca y pálida, lágrimas que cubren las ojeras de la muerte, lágrimas que liberan una vez más el espíritu. Libertades e insomnios, unas tras de otros, palabras que fluyen sin sentido, ahondando heridas cada vez más profundas, congelando una pasión que parece extinguir en medio de esta oscuridad profunda.

Oscuridad en medio de la luz, o luz en medio de esta oscuridad, y me pregunto hasta donde viajan tus designios, si ya nos hemos perdido en el odio y la desesperación, donde estas tu caballero de plata, persiguiendo a tu ángel entre recuerdos, añoranzas y sueños.

Soñaba alguna vez con ser un único rostro para alguna idea, idea que durara lo que dura la fugaz vida humana, ser la dueña de sus sueños y pesadillas, ese amor eterno que durará años, y que la muerte lo apagara como es digno. Dignidad perdida en medio de un rasguño infame, mentiras vivientes que despedazan sueños ajenos.

Perpleja la mirada en las pupilas cristalizadas en el frío gris de tu alma, allí quedó el último rastro de la ternura, del amor encendido con la llama del fénix, allí se quedó y se olvidó para siempre... ángel que extraña, caballero que te evoca.

Malery

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