Del cielo caen los más preciosos centelleos,
anunciando una muerte próxima de la podredumbre,
sentenciando un escarmiento eficaz para las mentiras,
y un adiós para siempre mientras se aleja libremente la musa de tus sueños.
A veces cuando caen las estrellas,
se revive la fé en marionetas fatuas,
en hombres hambrientos de inocencia,
hambrientos para hacer daño sin causa alguna.
Cuando el sol se apaga en esta noche trágica,
se olvidan los calidos abrazos,
la soledad se apodera de cada paso,
y enmudecida por su frío se camina olvidando el ayer inmediato…
Tendría que creer en su resurrección,
en la pureza de todos sus actos,
o tan solo he de resignarme a leer los sueños,
los sueños que viajan en las estelas de estrellas fugaces que ya no surcan mi cielo…
Malery
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