Suspiros fuertes y vanos,
Corren por entre la hiedra negra,
Dejando espinas de sangre,
Dejando que la mente se pudra,
Y que los cuervos se alimenten de su hedor.
Ideas mansas de venganza,
Que aguardan tras las tumbas olvidadas,
Acechan la pureza soñadora,
Del infante y el anciano.
Palabras nauseabundas,
Que se deslizan quejumbrosamente,
Sobre los cuerpos mancillados,
Cuerpos olvidados por sus abusadores.
Manos teñidas de sudor fatuo,
Sabor a lujuria en cada rincón,
Donde la piel se recubre de mieles prohibidas,
Y la razón cesa bajo el dominio de la maldad.
Malery
No hay comentarios:
Publicar un comentario