Y la sombra se prolifera por rascacielos impensables,
acaecen los llantos de nobles que perdieron su justicia,
mientras las risas de niños resuenan en los balcones de olvidos,
y la incertidumbre reina el alma de aquellos en los que confiamos.
Las tribulaciones amanecen zurcidas en plata,
adornadas con los mas finos linos tejidos en oro,
y los corazones se desangran en medio de la neblina,
poco a poco la calidez se pierde por las cloacas de mentiras irracionales.
Caminando, corriendo o arrastrando el peso de una vida,
una vida que suele traernos ingratitud pero así mismo sonrisas,
todo es tan rápido y fútil que perdemos el sendero,
perdemos la luz apostándola en el primer juego.
Al final nos destinamos con los bolsillos rotos,
recogiendo migajas de genialidad de aquellas ideas fugaces,
animando sueños casi imposibles por el tiempo,
suspirando por el amor puro que hierve en nuestras venas.
Para que más palabras de angustiosa libertad,
cuando los pies se mueven solos hacia lo indescifrable,
no hay razón evidente para despertar siempre después de una caída,
si es cierto que existe un libre andar…?
Para que seguir cavilando y buscando la ambrosía en labios ajenos,
cuando lo que se encuentra es la vacuidad de un alma,
de un alma desollada por una creación abominable,
todo un camino hacia la mecanización de seres desalmados.
Momentos así se recuerdan como un nuevo atardecer del alma…
Desde un pequeño sótano alumbre la estancia con una luz cálida, y en mi aquiescencia de la muerte inevitable le observe, erguido sobre su orgullo, con su risa irónica y poderosa…
Una vez mas he de vencer, he de vencer este estado desahuciado de memoria, este momento donde todo repugna, un lugar extraño tal vez ayude a olvidar que en principio sigo viva, y que he de seguir cargando el peso de observar una mole caníbal en las calles, de la que he de escapar siempre...
Malery
acaecen los llantos de nobles que perdieron su justicia,
mientras las risas de niños resuenan en los balcones de olvidos,
y la incertidumbre reina el alma de aquellos en los que confiamos.
Las tribulaciones amanecen zurcidas en plata,
adornadas con los mas finos linos tejidos en oro,
y los corazones se desangran en medio de la neblina,
poco a poco la calidez se pierde por las cloacas de mentiras irracionales.
Caminando, corriendo o arrastrando el peso de una vida,
una vida que suele traernos ingratitud pero así mismo sonrisas,
todo es tan rápido y fútil que perdemos el sendero,
perdemos la luz apostándola en el primer juego.
Al final nos destinamos con los bolsillos rotos,
recogiendo migajas de genialidad de aquellas ideas fugaces,
animando sueños casi imposibles por el tiempo,
suspirando por el amor puro que hierve en nuestras venas.
Para que más palabras de angustiosa libertad,
cuando los pies se mueven solos hacia lo indescifrable,
no hay razón evidente para despertar siempre después de una caída,
si es cierto que existe un libre andar…?
Para que seguir cavilando y buscando la ambrosía en labios ajenos,
cuando lo que se encuentra es la vacuidad de un alma,
de un alma desollada por una creación abominable,
todo un camino hacia la mecanización de seres desalmados.
Momentos así se recuerdan como un nuevo atardecer del alma…
Desde un pequeño sótano alumbre la estancia con una luz cálida, y en mi aquiescencia de la muerte inevitable le observe, erguido sobre su orgullo, con su risa irónica y poderosa…
Una vez mas he de vencer, he de vencer este estado desahuciado de memoria, este momento donde todo repugna, un lugar extraño tal vez ayude a olvidar que en principio sigo viva, y que he de seguir cargando el peso de observar una mole caníbal en las calles, de la que he de escapar siempre...
Malery
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