El cielo complacido me regala su descanso, dentro de toda su inmensidad de nuevo danzo,
danzo al compás de las nubes con su movimiento sereno, bajo la luz hermosa que esboza la luna consentida.
En medio de tanta tranquilidad, de mis ojos apagados por el tiempo, brotan de nuevo esas lagrimas, esas lagrimas que evocan el sentir que todo se acaba, que todo tiene un fin inevitable, aún así mi alma se regocija, se llena de una alegría majestuosa….Porque comprende esta verdad y este paso noble para cualquier alma, en medio de este fango mis manos aun guardan las florecillas blancas que llevan la luz en medio de este sendero oscuro y baldío, acompañada de la amable soledad, que me permite el descanso en sus brazos y me regala la calma que yace en su sabiduría eterna, me lleva de su mano cuando mis ojos están ciegos por la neblina caótica del imperio citadino y mis pies están destrozados.
Que vida tan nefasta, cuantos actos crueles he de ver, he de sentir mientras mis manos están atadas, atadas a una ley impuesta por las mismas almas que ahora están penando, cuando desenfundare la espada que llevo conmigo, para acabar con el mortal caos que presencia mi camino, para limpiar la sangre invadida de la madre que nos ha dado la vida.
Ya se ha perdido la angustia sobre lo que vendrá, el cuerpo se descompone frente a la tormenta y escuda cada partícula de caos, ya el alma no caerá en el remolino de pesares y dificultades, porque el cielo hoy me ha regalado la llave, una vez mas muestra las señales de iniciar un nuevo camino, un camino lejos del que ven mis ojos, y si es así es la hora para cambiar mis ojos por el del halcón, y luchar contra lo mas temido por la humanidad. Se reescribe un pergamino con letras de sangre, un juramento hacia los cuatro confines de esta tierra amada, en el alfa y omega su sello ya está impuesto en mi alma…
Malery
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