Renacer de la Musa

De nuevo se levanta la dormida de piedra,
Se edifican grandes montes azules,
Navegan mil velas prendidas por los derrotados,
Y se entierran los caracoles llamados por los recuerdos.

Mi musa escondida asoma su cabeza entre mis dedos,
Renuente aún por el último olvido de mi mente,
Pretende arreglarme su sonrisa entre mis dientes,
Conjura mis ojos para verle en su esplendor.

Poco a poco me he dejado convencer de su expresión divina,
Su mensaje elevado por el dios supremo de la vida,
mis manos recobran el verde musgo de un nuevo jardín,
se humedecen con el suave rocío de sus palabras amables.

En un momento salpicado por el color de luz,
Mi mente revive sus mundos mágicos,
Aquellos ríos aguamarina por los que navegaba en antaño,
Y los dedos vertiginosamente toman la pluma entintada.

Soy presa de su mente, de sus sueños…
Oh musa querida!!
Escribe tanto como para renovar esta ciudad entera,
Tanto como para quedarme para siempre en tu mundo.

Tan solo he de pedirte que en medio de tu jardín,
Me dejes sembrar mil alhelíes amarillos,
Aquellos que me levanten una sonrisa en medio de la adversidad,
Tan solo así vivirás para siempre en esta tinta, pluma y papel.

Vivirás siempre porque no hallo un día sin tus ojos,
Sin tus ideas únicas en medio de un gris rutina,
Nunca faltará la tinta, el papel y un buen vino,
Sigue danzando al compás de mi corazón convertido en violín.

Malery
Allende