miércoles, 6 de febrero de 2008

Mana



El cielo se abre en dos cuando elevo un suspiro,
el siniestro sentir que no puedes elevar tu alas,
sentir que se caen a pedazos los retazos de un sueño,
que se desvanecen dentro de céfiros de vida.

el silencio guarda la fragancia,
el hedor implacable de briznas del fuego,
la fuerza de la flor en medio de invierno,
y el poder de las olas sobre las rocas.

Aquí estoy de nuevo en un valle de silencio,
donde mis alas se han desmoronado,
mi pensamiento se llena de nuevos horizontes,
y los ojos iluminan el nuevo cielo sangre.

Seguiré hasta enfrentar el guerrero de la muerte,
limpiaré la corrupción sobre la vida de infantes,
tomaré lugar en este espacio sideral,
me hincaré en la lluvia y la tormenta.

Ya no hay porque perder el sentido,
cuando él mismo nace del odio por seguir,
cuando los pequeños detalles se vuelven artilugios,
y las palabras se tornan calidas y apacibles.

Tranquilidad en medio del océano oscuro,
de la tortura monótona de palacios citadinos,
ecuanimidad frente a la desnudez de almas,
es simple...solo hay que seguir con el aguijón de libertad.

Malery

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